“Eres hijo de Dios”
El bautismo nos hace “fideles —fieles, palabra que, como aquella otra, “sancti —santos, empleaban los primeros seguidores de Jesús para designarse entre sí, y que aún hoy se usa: se habla de los "fieles" de la Iglesia. —¡Piénsalo! (Forja, 622) Entonces vino Jesús al Jordán desde Galilea, para ser bautizado por Juan [...]. Y una voz desde los cielos dijo: —Éste es mi Hijo, el amado, en quien me he complacido (Mt 3, 13.17). En el Bautismo, Nuestro Padre Dios ha tomado posesión de nuestras vidas, nos ha incorporado a la de Cristo y nos ha enviado el Espíritu Santo. La fuerza y el poder de Dios iluminan la faz de la tierra. ¡Haremos que arda el mundo, en las llamas del fuego que viniste a traer a la tierra!... Y la luz de tu verdad, Jesús nuestro, iluminará las inteligencias, en un día sin fin. Yo te oigo clamar, Rey mío, con voz viva, que aún vibra: "ignem veni mittere in terram, et quid volo nisi ut accendatur?" —Y contesto —to