“En el Evangelio, como un personaje más”
Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos
pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de
Jesucristo (Camino, 2).
Al abrir el Santo Evangelio, piensa que lo que allí se narra
–obras y dichos de Cristo– no sólo has de saberlo, sino que has de
vivirlo. Todo, cada punto relatado, se ha recogido, detalle a detalle,
para que lo encarnes en las circunstancias concretas de tu
existencia. –El Señor nos ha llamado a los católicos para que le sigamos
de cerca y, en ese Texto Santo, encuentras la Vida de Jesús; pero,
además, debes encontrar tu propia vida. Aprenderás a preguntar tú
también, con el Apóstol, lleno de amor: “Señor, ¿qué quieres que yo
haga?...”. –¡La Voluntad de Dios!, oyes en tu alma de modo terminante.
Pues, toma el Evangelio a diario y vívelo como norma concreta. -Así han
procedido los santos. (Forja, 754)
Para acercarse al Señor a través de las páginas del Santo Evangelio, recomiendo siempre que os esforcéis por meteros de tal modo en la escena, que participéis como un personaje más. Así -sé de tantas almas normales y corrientes que lo viven-, os ensimismaréis como María, pendiente de las palabras de Jesús o, como Marta, os atreveréis a manifestarle sinceramente vuestras inquietudes, hasta las más pequeñas. (Amigos de Dios, 222)
Para acercarse al Señor a través de las páginas del Santo Evangelio, recomiendo siempre que os esforcéis por meteros de tal modo en la escena, que participéis como un personaje más. Así -sé de tantas almas normales y corrientes que lo viven-, os ensimismaréis como María, pendiente de las palabras de Jesús o, como Marta, os atreveréis a manifestarle sinceramente vuestras inquietudes, hasta las más pequeñas. (Amigos de Dios, 222)