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Mostrando entradas de noviembre 8, 2011

"Portadores de Dios en todos los ambientes"

Cuando tengas al Señor en tu pecho y gustes de los delirios de su Amor, prométele que te esforzarás por cambiar el rumbo de tu vida en todo lo que sea necesario, para llevarle a la muchedumbre, que no le conoce, que anda vacía de ideales; que, desgraciadamente, camina animalizada. (Forja, 939) Para que este mundo nuestro vaya por un cauce cristiano –el único que merece la pena–, hemos de vivir una leal amistad con los hombres, basada en una previa leal amistad con Dios. (Forja, 943) Con frecuencia, siento ganas de gritar al oído de tantas y de tantos que, en la oficina y en el comercio, en el periódico y en la tribuna, en la escuela, en el taller y en las minas y en el campo, amparados por la vida interior y por la Comunión de los Santos, han de ser portadores de Dios en todos los ambientes, según aquella enseñanza del Apóstol: "glorificad a Dios con vuestra vida y llevadle siempre con vosotros" . (Forja, 945) Los

“Que os dejéis ayudar, guiar, por un director de almas”

Ama y busca la ayuda de quien lleva tu alma. En la dirección espiritual, pon al descubierto tu corazón, del todo —¡podrido, si estuviese podrido!—, con sinceridad, con ganas de curarte; si no, esa podredumbre no desaparecerá nunca. Si acudes a una persona que sólo puede limpiar superficialmente la herida..., eres un cobarde, porque en el fondo vas a ocultar la verdad, en daño de ti mismo. (Forja, 128) Me produce una pena muy grande enterarme de que un católico –un hijo de Dios que, por el Bautismo, está llamado a ser otro Cristo– tranquiliza su conciencia con una simple piedad formularia, con una religiosidad que le empuja a rezar de vez en cuando, ¡sólo si piensa que le conviene!; a asistir a la Santa Misa en los días de precepto –y ni siquiera todos–, mientras cuida puntualmente que su estómago se quede tranquilo, comiendo a horas fijas; a ceder en su fe, a cambiarla por un plato de lentejas, con tal de no renunciar a su po