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Mostrando entradas de agosto 12, 2011

“Ojala seas como un viejo sillar oculto”

No quieras ser como aquella veleta dorada del gran edificio: por mucho que brille y por alta que esté, no importa para la solidez de la obra. –Ojalá seas como un viejo sillar oculto en los cimientos, bajo tierra, donde nadie te vea: por ti no se derrumbará la casa. (Camino, 590) Déjame que te recuerde, entre otras, algunas señales evidentes de falta de humildad: ––pensar que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás; ––querer salirte siempre con la tuya; –disputar sin razón o –cuando la tienes– insistir con tozudez y de mala manera; —dar tu parecer sin que te lo pidan, ni lo exija la caridad; —despreciar el punto de vista de los demás; —no mirar todos tus dones y cualidades como prestados; —no reconocer que eres indigno de toda honra y estima, incluso de la tierra que pisas y de las cosas que posees; —citarte a ti mismo como ejemplo en las conversaciones; —hablar mal de ti mismo, para que formen un buen juicio de ti o